Desde hace tiempo los fabricantes apuestan por barnices formulados con base acuosa. La actual normativa europea obliga a la reducción de fórmulas con determinados porcentajes de disolventes o poliuretanos, dañinos para la salud de los instaladores y el medio ambiente.

Aunque la normativa vigente, no prohíbe los productos al disolvente, si pone límites al tipo de aplicación, solo en lugares con ventilación. Como en la práctica, para conseguir un acabado correcto, no puede haber corrientes de aire, se sospecha que el objetivo final es la eliminación de los disolventes.

Además de las ventajas de mayor respeto al medio ambiente y mejora de la salud de los instaladores, se suman la reducción de olores molestos en el momento de la aplicación, reducción del coste de transporte y la disminución de residuos peligrosos en envases.

Para los acabados profesionales, el mercado se dirige a productos altamente tecnológicos, de alta calidad, con elevada resistencia a la abrasión, rayado, agentes químicos, etc.

En ampliación profesional se exige la utilización de barnices al agua, aplicados correctamente, garantizando un correcto acabado y unas determinadas propiedades de resistencia, adherencia, etc.

Para cualquier caso, los productos deben estar sujetos a las normativas establecidas y contar con certificados. Se consigue además, reducir trastornos a clientes e instaladores, al conseguir una disminución en los tiempos de aplicación y un ahorro en desplazamientos.

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