Decorar cocinas: 5 trucos rápidos
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La decoración emocional: decorar para sentirse mejor
¡Estoy de vuelta con un post muy útil! Y es que hoy os voy a hablar de la decoración emocional. ¿Quieres saber cómo tu decoración influye en la forma en la que te sientes y cómo te puede ayudar a lograr todo lo que te propongas? ¡Sigue leyendo!
El interiorismo y el estado de ánimo
La decoración emocional centra su foco en una realidad poco comentada: el interiorismo de tu hogar influye directamente en tus sentimientos. Antes de comenzar a redecorar, debes tener varios factores en cuenta. ¿Cómo te hace sentir tu decoración actual? ¿Cómo quieres sentirte en cada una de las estancias de tu casa? Los colores, los estilos, las formas y las texturas que utilizarás ayudarán a que afloren los sentimientos que deseas, pero primero debes otorgar un “papel” a cada una de tus estancias.
En las zonas de descanso, por ejemplo, buscaremos sentirnos más relajados. Para ello utilizaremos formas más redondeadas, tejidos más suaves y paletas de color más pastel. En cambio, en un despacho, las formas se volverán más afiladas, los tejidos, prácticos, y los colores tendrán más energía. Así nos sentiremos más “activados” para pasar a la acción.
Felicidad y relax
Estos dos sentimientos van siempre de la mano (recuerda que el sentimiento más próximo a la felicidad es la tranquilidad). En decoración emocional, estas sensaciones se asocian con dormitorios y salones. Las claves para conseguirlas: Mucha luz, texturas suaves y amables, y colores cálidos. Puedes añadir piezas de mobiliario “clave”, que sean muy llamativas, que sean protagonistas de la estancia y llamen mucho la atención en una primera impresión. Además, el mobiliario y los accesorios decorativos que más felices nos hacen sentir suelen tener formas redondeadas. ¡Huye de las esquinas muy marcadas!
Un último consejo: para aportar luminosidad apuesta por estores en vez de cortinas, y puedes conseguir un extra de comfort colocando alfombras.
¿Quieres sentirte más seguro de ti mismo en todo lo que haces? Las estancias más indicadas para ello son los despachos, aunque también puede ser parte tu propio dormitorio, es decir, tu zona de trabajo. La decoración emocional envía un mensaje claro en este sentido: Las líneas deben ser rectas, afiladas, potentes. Los colores, en cambio, deben aportar cierto descanso, para no saturar. Utiliza colores neutrales, como el blanco, el gris o el beige, como base para que tu decoración no te agobie a la hora de trabajar. Juega con acentos de color muy marcados que representen la fuerza de tu personalidad y tu asertividad.
Limpieza
Como es de esperar, la decoración emocional se reserva este sentimiento para los baños y las cocinas, los focos más sucios de las casas. ¿Cómo obtenemos la sensación de limpieza? Te lo estás imaginando. Exacto: el blanco es el rey en este sentido. No obstante, no olvidemos que este color se ensucia con facilidad, por lo que quizá es mejor optar por sus versiones menos “puras”, como el beige y el blanco roto.
El azul es otro de los colores que inspiran pureza y pulcritud. Jugar con estos dos tonos suele ser la apuesta más acertada para conseguir una sensación de limpieza. Los muebles también son importantes: mantén el espacio del suelo lo más despejado posible, es decir: ¡cuelga todo lo que puedas de las paredes!
Estos son los sentimientos principales que atiende la decoración emocional.