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La mezcla

Los colores neutro los conforman tres paletas: el blanco, el gris y el beige. Si usas uno de estos tres colores únicamente para decorar una habitación, con algún acento que contraste (como veremos más abajo), la estancia perderá interés visual. Sin embargo, si mezclas estas tres tonalidades y juegas con sus distintas variantes, podréis crear un espacio más interesante.

Puedes empezar utilizando el blanco como base, en, por ejemplo, el color de las paredes y los muebles clave. A partir de ahí, una buena opción es añadir elementos complementarios importantes, como el resto del mobiliario auxiliar, alfombras y cortinas de otro de los colores neutro, como el gris. Para accesorios y tonalidades de contraste en estampados se debería utilizar, en este caso, el beige. 

Los materiales y las formas

Si has decorado alguna vez con colores neutro, sabrás cuál es el material estrella en este estilo: ¡la madera! Entre las múltiples ventajas que presta la madera, una de ellas es su versatilidad. Se puede aplicar a prácticamente cualquier elemento de una estancia, y, además, existen infinidad de tonalidades, formas y tramas para hacer que su uso no resulte repetitivo. Lo más importante en la decoración de las habitaciones ‘neutrales’ es trabajar la profundidad para que resulten interesantes. La madera os dará un ‘look’ variado, ordenado y limpio sin pecar de ser demasiado minimalista.

Cuando se decora con colores neutro, se necesita algo que rompa un poco nuestra imagen, que destruya esa armonía lo justo y necesario para no aburrirnos. Así que mientras que en materia de colores la estancia tendrá un aspecto uniforme, ¡sobre formas no hay nada escrito!

Y aunque es cierto que muchos de los muebles con las formas más originales pueden ser muy caros, existen variantes más económicas que se salen de lo normal y pueden dar un look muy ‘chic’ a las habitaciones. Ejemplos de esto son los muebles poco convencionales en los hogares tradicionales, como futones, hamacas interiores o puffs.

Los tejidos

Otro aspecto decorativo con el que se puede “romper” la monotonía de los colores neutro es mediante los tejidos. Cortinas, edredones y mantas, alfombras y cojines son, al fin y al cabo, elementos decorativos, y mezclar varios tipos es sin duda una forma de crear esa profundidad que tanto se echa de menos, a veces, en espacios neutrales.

Mezcla algodón con lino, terciopelo con lana, ¡incluso el mimbre tiene un papel fundamental en las habitaciones neutro. No tengas miedo, puesto que aquí está quizá la parte más atrevida y creativa de la decoración en colores neutro. ¡Los tejidos marcarán la diferencia!

Los acentos

Por mucho que nos empeñemos en decorar en gris, blanco y beige, el contraste tiene que estar ahí, en alguna parte. ¿Y dónde mejor que en los accesorios? Además de poder utilizar en algún detalle una paleta más viva, los reyes del contraste en estancias de colores neutro son el negro y los metales (especialmente el cobre). En marcos, lámparas, cajas, cojines… ¡crearán el contraste que necesitabas!

En conclusión, decorar con colores neutro te ofrece una base versátil y elegante para cualquier espacio, pero el verdadero secreto está en cómo combinas los distintos tonos, materiales y texturas para lograr un ambiente dinámico y lleno de personalidad. Al mezclar las paletas de blanco, gris y beige, agregar acentos contrastantes y jugar con las formas y tejidos, puedes crear un espacio que sea tanto armonioso como visualmente interesante. No temas ser creativo con los detalles, porque son esos pequeños toques los que realmente hacen que un espacio decorado en colores neutro cobre vida y refleje tu estilo personal.